viernes, 27 de enero de 2017

El tiempo es una mano que se encarga de encajar las piezas del puzzle.
Quizá, algún día nos topemos caminando por mitad de la ciudad, crucemos miradas y sepamos que es el momento de hablar. De poner sobre la mesa todos los as que dejamos bajo la manga, que no son más que fragmentos de una historia inacabada por nuestra ansia de "ser."
Pero quizá, jamás nos volveremos a ver.
Quizá, jamás volveremos a sonreír uno delante del otro, por causa o efecto.
Quizá jamás sabremos que se siente al ver un recuerdo del pasado reflejado en un espejo que no es nuestro rostro.
O quizá, simplemente, algún día nos volvemos a ver y somos igual de indiferente que el viento para quien no se fija en los detalles.
Quizá algún día nos encontramos mirando el mismo escaparate, comprando en la misma tienda, tomando café en el mismo bar.
Y quizá, eso sólo sea como un escalofrío de los de "alguien habla de mí."
Y, querido amor de antaño, ¿no es triste que después de la tormenta jamás salga el sol?

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