A lo mejor sólo se trata de sentir el suelo donde pisas, de no tener tanta prisa por llegar a donde quieras llegar, de aprender que, durante el viaje, hay otros paisajes que tu vida pueden cambiar.
A lo mejor sólo se trata de asumir que las rosas, por muy hermosas, también son peligrosas, pues con las espinas te puedes pinchar, que también te hacen sangrar.
A lo mejor sólo se trata de aprende lecciones, de sólo volver a cometer los errores de los que el conocimiento suficiente no hayas podido sacar.
Decía Shakespeare que debemos cultivar nuestro propio jardín y decorar nuestra alma, en vez de esperar que alguien nos mande flores. Que la vida realmente vale la pena cuando tienes el valor de enfrentarla.
Y digo yo:
¿Quién quiere seguir una ley universal de supervivencia? ¿Quién quiere atarse a normas de tráfico en este sendero de viviendas?
¿Quién dijo que el camino era solo de vuelta?
¿Quién dijo que no se puede retroceder y tomar otra dirección, otro viento a favor?
A veces se avanza mucho más yendo hacia atrás, porque necesitamos coger impulso.
Es mejor dar la vuelta, explorar, observar, si no sabemos cómo continuar.
El camino es tuyo, ¿cómo, cuándo y cuánto quieres andar?